A MANERA DE INTRODUCCIÓN

Cerca de cumplir mis setenta y dos años, con casi cincuenta y seis trabajando en el mercado asegurador, sentí la necesidad de recuperar del olvido a muchas personas y hechos que he vivido como funcionario del INdeR, de La Buenos Aires Compañía Argentina de Seguros s.a. y como Productor Asesor de Seguros.

Vivimos a una velocidad escalofriante, en una sociedad invadida y dependiente de la tecnología, la que no deja de avanzar día a día. Muy lejos han quedado esos tiempos de las teletipos, las IBM inmensas que para funcionar requerían dos pisos, uno de ellos con aire acondicionado, decenas de perfoverificadoras, un equipo de programadores expertos en fortran, cobol, RPG y basic, entre tantos de lenguajes de computación, máquinas que nos parecían del futuro y que solo tenían ¡¡¡360K de memoria!!!

Hoy se canjea pensamiento analítico por rapidez.  Esos tiempos sin faxs, computadoras, mails, webs, tablets y celulares inteligentes nos ofrecían una vida distinta, sin tanto correr, con amigos en la competencia y muchísimo respeto por aquellos que tenían conocimientos técnicos.

Fui, soy y seré un gran lector y siempre creí que "Un Mundo Feliz" de Aldous Huxley era solo una obra literaria.  Me equivoqué, ya estamos inmersos en él.  Es más, la visión de George Orwell en su "1984” es tan certera que asusta.

Mi deseo es que se recuerden a las personas, organizaciones, empresas y herramientas que marcaron una época en la industria aseguradora y que hoy se van reemplazando por la tecnología, lo que es lógico e inevitable.  Yo mismo estoy usando la tecnología para dar a conocer mi pensamiento.

Así, mientras iba repasando mis vivencias, pensaba que, por definición, individuo es el ser único o singular en relación al género humano.  En realidad, cada uno lo es, pero este ejercicio de escribir me hizo caer en la cuenta: "soy una individualidad generada a través de los hombres y mujeres que han compartido  mi vida de distintas maneras".  Por eso a partir de estos escritos, no me considero original o único, sino que soy el resultado de la suma de estas personas que tanto incidieron en mí.  Un ser único y colectivo a la vez.

Estas excelentes personas, con sólidos conocimientos del negocio asegurador y una alta cuota de pasión y entusiasmo por el tema;  lograron que el análisis del  texto de una póliza, la lectura a fondo de un informe de liquidación de un siniestro o la negociación de un reaseguro facultativo, se transformara en un hecho placentero y divertido, cuando no, generador de discusiones técnicas que abrían caminos de nuevos horizontes a desarrollar.

En este ambiente formal, entretenido, prudente, ameno, conservador e ingenioso, me fui modelando desde el veintidós de noviembre de 1965, cuando, con 16 años, ingresé al INdeR.

Tengo el legítimo orgullo de haber pertenecido a dos empresas, el Instituto Nacional de Reaseguros (INDER) y La Buenos Aires Compañía Argentina de Seguros s.a. (LBA).  En ambas tuve la gran oportunidad de interactuar con verdaderos líderes del conocimiento del seguro,  no solo desde el punto de vista técnico sino del manejo global del negocio.

En esos tiempos, todo era muy distinto a las prácticas actuales.  Hoy pareciera que el único objetivo es vender y sumar prima; las mejoras de las condiciones de cobertura para los clientes han quedado de lado, todos ofrecen paquetes de coberturas similares.  Satisfacer las necesidades individuales del asegurado, el viejo traje a medida, se dejó en el olvido, todo se masifica e iguala hacia abajo y solo se beneficia a los grandes asegurados.

En esos tiempos ante un hecho dañoso, que daba la sensación de no estar amparado por la póliza, el mandato era ver cómo  se podía atender ese siniestro.  Se hablaba del espíritu de la cobertura.  Hoy veo cómo se aplican algunas exclusiones a rajatabla, sin tener en cuenta la verdadera intención del texto de la póliza o del asegurado al contratar la cobertura; pareciera que la idea dominante es no pagar o pagar lo menos posible.

El pasado no fue mejor, solo distinto, manejábamos otros paradigmas.

Como existía un monopolio de reaseguros y había que lograr alguna diferencia para destacarse del resto de las compañías, el famoso valor agregado, se presentaban al INdeR  pedidos de coberturas que no estuvieran (o aparentaran no estar) contempladas en los contratos o tarifas.  Claro,  los funcionarios del reasegurador estatal siempre tenían (al igual que yo en esos tiempos) el cómodo NO!  a flor de labios.  Para lograr el SI, tanto el funcionario de la aseguradora, como el productor o el broker debían disponer de conocimientos técnicos y una alta dosis de creatividad e ingenio.

 Se trabajaba con liquidadores de fuste, verdaderos profesionales, con quienes se debía analizar y discutir un siniestro de igual a igual… hoy, en cambio, me da la sensación que muchas compañías tratan de tener a los liquidadores como empleados bajo su mando, dándoles alguna "exclusividad" para que olviden su carácter de mediadores independientes, bajar sus honorarios y reducir las indemnizaciones.  Ni que decir de su función como contenedores del asegurado, esto ha desaparecido, solo unos pocos saben de qué estoy hablando.

Recordemos que cuando hay un siniestro, en la mayoría de los casos, el asegurado (para la compañía), el cliente (para el PAS o bróker) es una víctima de un hecho que está afectando su vida, tanto familiar como comercial.

Cuantas ideas, cuantas discusiones, cuanta imaginación, cuantos negocios.    Conocimientos técnicos, capacitación y creatividad son las columnas fundamentales para afrontar los desafíos de nuestra profesión.

Mi agradecimiento infinito a Oscar A. ESTEBAN, Julito NOCIONI, Joaquín AGOB, Lidia GAGO, Néstor ROCCO, Carlos Hugo PÉREZ y Enrique TERRY,  quienes me fueron guiando en mis primeros años del INdeR, con una paciencia infinita no exenta de exigencias.

Recuerdo a personas como a ORCOYEN de Aconcagua, hoy Mapfre; Victorio PIOTTO de Iguazú, hoy Zurich; LAW de La Meridional; Juan Carlos CARUSSO y José Daniel GONZÁLEZ de La Buenos Aires, hoy Zurich, ayer QBE, y anteayer HSBC; Alfredo FALCÓN, del Estudio Falcon-Bulló; Alfredo MOHORADE del Estudio Mohorade-Isola; Germán LEVY de Herzfeld y Levy S.A.; Francisco WEIL de Ascoli – Weil; solo por nombrar algunos que tuve la inmensa suerte de conocer y que me dieron participación de sus conocimientos, pero también tantos otros que, con su sola mención, producían un aire de respeto en todo el ambiente asegurador.

A partir de 1976, formé parte  del mejor equipo del mercado asegurador del que se tenga memoria.  Liderados por Gonzalo AGUILAR,  secundado por Alfredo Diego LARRIPA, Horacio GROSSO, Víctor Andrés D´ATRI y muchos otros que serán mencionados más adelante, se conformó por lejos la mejor aseguradora hasta el presente: LA BUENOS AIRES Compañía Argentina de Seguros S.A., LA BUENOS AIRES SEGUROS o simplemente LBA.

Lo que más me impacta, aún en estos días, fue la mística que se generó en la mayoría del personal; para todos nosotros pertenecer a LBA era un orgullo, una medalla al honor, un premio y creo que aún hoy sigue siendo así para muchísimos de sus empleados de aquel tiempo.

Gracias a LBA tuve el gusto de compartir conocimientos y estilos, con estos magníficos profesionales y mejores personas (seguro me olvido de alguno, mil disculpas):

Roberto AYLING
Marcelo BAER
Alfredo BELLA
Ernesto BODENHEIMER
Carlos BOVER
Angel CUEVAS
Francisco DEAK
Jorge DONALDSON

Ernesto GALIGNANA
Ronnie GUNN
Roberto HERZFELD
Hilda LESCARBOURE
Claudio LEVY
Germán LEVY
Rosario "Tito" MASARACCHIO
Enrique ORTIZ

Daniel OSTERRIETH
Manuel SANTAMARINA
Ufilas SCHMOLLER
Carlos SERVIDIO
Juan SPHULER
Ricardo STIER
Horacio URIBE
Néstor ZUFRIATEGUI

En abril de 1986 me independizo y comienzo a desarrollarme como Productor Asesor de Seguros, sin tener ni un solo cliente. 

Tuve el gusto y el honor de haber participado activamente en  A.A.P.A.S. y F.A.P.A.S.A., (juntas y separadas), organizaciones donde aprendí a querer esta magnífica profesión y desarrollar aún más el concepto de camaradería, compañerismo y solidaridad con los colegas.

Como no crecer como individuo y P.A.S. de la mano de personas como:

Roberto ALTERLEIB
Alejandro ARNAU
Jorge CAMARATA
Eduardo CAPIATO
Néstor L. CASSIET e hijos
Ernesto de las NAVAS
Jorge GAMBARDELLA

Roberto GANDINI
Enrique GIACOMELLI
Antonio GONZALEZ
Daniel GONZALEZ
Daniel LAYUS
Matilde LOPEZ GUERRA
Manuel LAMAS COUSO
Miguel Angel LOVELLI

Eugenio MALVINO
Arterio MARCHISSIO
Miguel PIÑERO
Raúl RAUCH
Graciela ROMAN
Felipe “Fito” ROSEMBERG
Osvaldo TORNELLO
Néstor TRUCCO

Solo por nombrar algunos destacados luchadores por el mejoramiento y la jerarquización de la profesión en tiempos duros y donde había que caminar el país para unir a los P.A.S.. 

Sé que he sido y soy un buen profesional, pero esta calidad no la traje conmigo, la fui adquiriendo gracias a aquellos que con su ejemplo, trato y dedicación, me enseñaron, me formaron, me ayudaron y más que nada me exigieron para llegar a ser una persona que, aún hoy, después de más de 50 años en la actividad aseguradora, disfruta y ama lo que hace.   A esta altura de mi vida y en estos tiempos, me parece que no es poco.

Es mi intención, por medio de esta página, destacar los beneficios y calidades del sistema asegurador en general. Intentar poner un mojón para el desarrollo de la conciencia aseguradora que tanto falta en nuestro país y fundamentalmente para que se reconozca el fenomenal aporte de los Productores Asesores de Seguros en el desarrollo de la industria aseguradora y en la defensa de sus clientes, los asegurados, verdaderos sostenedores del sistema. 

Ojalá sirva.
Jorge Rapan

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