EL INdeR 3
LOS DEPARTAMENTOS COMERCIALES
La intervención militar duró poco, tan poco que yo hice solo seis (6) meses de colimba y ellos duraron creo que uno o dos meses más, así que para diciembre de 1970 los milicos se habían ido y mi jefe, Oscar ESTEBAN, previendo un futuro incierto para la institución me aconseja que pida el pase a un departamento comercial, porque en el sector administrativo solo había futuro dentro del INdeR, pero quizá podría hacer carrera en el mercado de seguros privado.
Los departamentos comerciales eran los que daban reaseguro a toda la plaza, establecían las condiciones de cobertura para los contratos automáticos, las comisiones de reaseguros, asi como para los riesgos facultativos o no automáticos y siniestros, por tanto desempeñarse en riesgos facultativos o siniestros implicaba que todo el mercado te conociera (recordar el carácter monopólico del organismo), lo que por un lado generaba reconocimiento pero también mucha exigencia en cuanto a las decisiones que se tomaban, pues si bien la relación era reasegurador-cedente, más tarde o más temprano se sabía en todo el mercado .
Me trasladaron al departamento Robo y Riesgos Varios, donde tuve el placer de participar de un grupo de gente excepcional como fueron Enrique Terry, Néstor Rocco, Armando Gomez Tolosa, Susana Enríquez, Pablo Cuevas, Marcelo Saénz y Silvia Testa. Habían muchos más, pero solo cito a quienes eran solidarios, compañeros y tenían muy clara la función del INdeR y como defenderlo.
Párrafo aparte para una genia, Lidia Beatriz Gago, quién falleció siendo muy joven, y a quién le debo todo el conocimiento y el manejo de reaseguros muy especiales, quedó embarazada y se iba a ausentar mucho tiempo, por lo que me hizo el honor de elegirme para reemplazarla temporalmente. Lidia manejaba las colocaciones de las pólizas integrales bancarias y las global joyero, sabía muchísimo y no se achicaba en las discusiones técnicas, tuviera quién tuviera frente a ella; además, y por motu propio se dio el tiempo de capacitarme y enseñarme todo lo que sabía con una exigencia enorme, quería quedarse tranquila pues amaba su trabajo. Aún hoy recuerdo sus enojos y gritos cuando me equivocaba con algo. Otra de las grandes y mejores personas que se me cruzó y formó laboralmente.
Gracias a Lidia, pude conocer a algunos funcionarios de La Buenos Aires Seguros s.a., pues esa aseguradora tenía casi el monopolio de las integrales bancarias y como era un negocio totalmente facultativo (al comienzo también para el INdeR pues pedíamos condiciones a retrocesionarios ingleses) eran muy comunes nuestras discusiones por primas y comisiones de reaseguro, siempre en un marco de absoluto respeto y cordialidad.
Algunos de mis compañeros en una cena en la Cantina Don Carlos, motivo de algún festejo, creo que era la despedida de soltero de Pablo. Las estrellas son (de izq a der) Marcelino Saénz, Beatriz Bruno, Susana Enríquez, Pedro Salamone, Pablo Cuevas, Néstor Rocco y su esposa, Pedro Zournadjian y un servidor
Así conocí a Juan Carlos Carusso, Víctor D´Atri y José D. Gonzalez, de La Buenos Aires, a Alfredo Bella (excelente técnico y amigo) y Hugo Goldar (gran vendedor), ambos de La Meridional (AIG), y otros funcionarios de aseguradoras que trabajaban los riesgos de integral bancaria y block joyero, como Antorcha / Commercial Union, Aconcagua, La Caja y algunas más que se me escapan.
También tuve la oportunidad de trabajar, haciendo horas extras, en otros departamentos pues el trabajo no era tan distinto y tuve maestros excepcionales, Berta “Bocha” Dini en Incendio, el gran Pablo Curatella en Seguro Técnico, una grandísima persona que encima se tenía que bancar a un personaje con ínfulas de aristócrata. Santiago Mendía y Vicente Roldán en Responsabilidad Civil y Riesgos Varios que incluía granizo, ganado y todo lo que se te ocurra, un lugar donde me hubiera gustado trabajar a tiempo completo, porque tanto este departamento como el de Robo te daban una amplitud de conocimientos a los que no podías acceder en los otros
Lo que hay que tener en cuenta cuando se habla del INdeR, es que los funcionarios estaban muy presionados por el medio, la más de las veces era porque el Instituto era el mayor acreedor que tenían las aseguradoras y ante sus falencias, la intervención del departamento Auditoría no hacía sino confirmar la muerte de alguna aseguradora (uno de los casos más resonantes fue el de Cosecha Coop de Seguros) y otra de las veces era en el tratamiento de siniestros graciables que siempre generaban dudas sobre la integridad de los funcionarios que decidían sobre el particular. Tuve la suerte de conocer funcionarios que se han negado a autorizar siniestros graciables, pero siempre, siempre, de alguna manera se pagaban.
Por eso sin dudas que se puede criticar a los funcionarios y seguramente ellos tienen una grandísima responsabilidad en la caída del Instituto Nacional de Reaseguros, pero no le quitemos ni un poco de culpa a los empresarios que siempre vivieron, viven y vivirán de la teta “generosa” y “sin control” del Estado.