Lo leí hace un tiempo, un artículo en La Nación del cinco de abril de 2018, en realidad un obituario, con un título: FIN A LA LIQUIDACIÓN MÁS LARGA DE LA HISTORIA, EL GOBIERNO CERRÓ EL INdeR.
Una nota concisa y lapidaria, recordando temas funestos y sin hacer una sola mención a la obra y beneficios que el INdeR le dio al país, una nota tendenciosa, ofensiva a la memoria de muchos y me atrevo a decir sectaria, cercana al fanatismo, como mucho de lo que publica desde hace tiempo LA NACIÓN, periódico que leí casi toda mi vida, creyendo en sus notas y editoriales.
Nació allá por 1946 como Instituto Mixto Argentino de Reaseguros (IMAR) y en 1952 se lo denominó con el nombre que mantendría hasta su último día, INSTITUTO NACIONAL DE REASEGUROS (INdeR). Desde su origen había tenido siempre un Directorio (a la sazón político) y un eminente Gerente General, técnico y profesional, el Sr. Heriberto E. E. Lauinger, quienes durante veinticuatro años lograron excelentes resultados y una sana administración.
En 1970, el gobierno militar de Onganía lo interviene, nombrando en la presidencia al Cnel. Vidueiro, quién de reaseguros no tenía la menor idea. Aparecieron funcionarios y personajes que nada sabían del negocio, entonces, un ente reconocido internacionalmente, comienza a ser manoseado y deteriorado, ingresando al festín de distribución de cargos de cada gobierno de turno, notándose así un avance de la corrupción y actos amañados con la técnica reaseguradora.
Así de generan egoísmos personales, venalidades y mentiras apañando fraudes por siniestros rechazables o no ocurridos, obligándolo a soportar una siniestralidad altísima (en accidentes del trabajo y autos), que se podría evitar simplemente aumentando las prioridades de los excesos de pérdida o las retenciones de los ramos que tenían malos resultados. Hechos casi delictuosos que solo se podían llevar a cabo con la complicidad o inacción de algunos varios funcionarios.
En su historia hubieron excelentes personas, muy buenos empleados, funcionarios probos, familias formadas, amores secretos, en fin, lo que siempre ofrece la mayoría silenciosa de los honestos y laburantes; los otros, los de afuera y los de adentro, los buitres e inmorales, almorzaban en Clarks de la calle Sarmiento, tomando champagne y festejando la falta de investigaciones serias y profundas de su accionar. Y muchos eran "respetables hombres de la industria del seguro y reaseguro de la Argentina".
Soy uno de esos que por convicción y sentimiento lo apoyé siempre. De muy joven, mamé conocimientos técnicos y comerciales del negocio reasegurador, crecí en todo sentido gracias a él y por supuesto, aprendí a defenderlo. Defenderlo… como si necesitara defensa. ¿Es necesario explicar que el INDER era uno de los motores de la soberanía económica evitando la fuga de divisas de un país necesitado de ellas?
Pocos saben que sus funcionarios y empleados, con sus conocimientos y experiencia, ayudaron a armar al Instituto de Reaseguros de Brasil, un muy buen ejemplo para Latinoamérica; claro, como el I.R.B. no sufría de corrupcionitis, en menos de lo que canta un gallo inauguraron su sucursal en Londres, precisamente en el Lloyds y acá ni una sucursal en Villa Tachito.. Recuerdo a tantos presidentes, nombrados por gobiernos militares cipayos, que venían con la orden de cerrarlo, liquidarlo y al, tiempo de su mandato, una vez que entendían su funcionamiento, terminaban defendiéndolo a capa y espada. Ellos también se sentían paladines peleando una lucha desigual contra los potentes intereses corporativos internacionales.
Pero la contienda era asimétrica, lidiar contra los centros financieros mundiales en esos años era épico. Claro, ya en los ´80 daba comienzo la aplicación del plan de la pobreza universal, la globalización. Este engendro que distribuye ignorancia y miseria por doquier, haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Lo que más me indignaba en aquellos tiempos no era la acción de sus enemigos naturales, su accionar era entendible y hasta lógico, sino los actos de aquellos funcionarios leales al enemigo, hombres codiciosos, faltos de ética y amor a su país.
Esos que otorgaban algunos puntos más de comisión de reaseguro en las cesiones no automáticas o suscribían reaseguros activos que nadie en el mundo aceptaba; esos que diariamente con su accionar lo iban hiriendo debajo de la línea de flotación, de a poco, para que no se note.
O aquellos otros que teniendo a su cargo a los fondos de retrocesiones a la plaza, ofrecían participar de ellos, pero con "ayuda" en la suscripción, pues algunas compañías, seguramente las más "generosas", conocían el resultado de antemano, pues los números siempre se hacían con uno o dos años de demora. Inocente de mi, creí que el motivo era el exceso de trabajo, luego, cuando fui funcionario de una aseguradora, me di cuenta que era intencional.
O esos otros funcionarios del departamento de automóviles que recibieron de regalo un auto cada uno (fueron tres Fiat de distintos modelos), seguramente premiando su "esfuerzo laboral".
O aquel ex-gerente que se jubiló y terminó "trabajando" en una importantísima aseguradora, como premio a su información durante años sobre los resultados de los fondos de retrocesión a la plaza del ramo incendio. (estuvo poco tiempo y le pidieron que se fuera; era un incapaz con ganas).
También se permitía la fuga divisas, cuando algunos brokers de grandes asegurados sugerían y, por supuesto, se aceptaba, retroceder primas a reaseguradores cautivos, generalmente ubicados en paraísos fiscales.
Siempre tuve la certeza que la gran mayoría del empresariado asegurador argentino nunca hubiera existido sin la presencia y asistencia del INdeR (*), no obstante, siempre lo atacaron, principalmente ante la opinión pública, inventando que estaba en cesación de pagos cuando esos dueños o altos funcionarios de aseguradoras, no pagaban sus cesiones en tiempo y forma, pero si exigían el pago de los siniestros con urgencia.
Cómo no iba a caer en "cesación de pagos" si cuando las aseguradoras percibían las primas con las UCS o UPR, es decir en pesos (o australes) actualizados, al pobre organismo le pagaban primas a valor nominal de emisión y, en el mejor de los casos, a los ciento ochenta días, con una inflación galopante.(**)
Me encantaría saber si a los reaseguradores de hoy les pagan de la misma manera, o les inventan siniestros o les cobran graciables al amparo de algún diputado, senador o alto funcionario del estado. Claro que no, ahora esos"empresarios/ceos" inventaron el fraude a las aseguradoras por parte de los clientes, quienes mejor que ellos para conocer del tema.
Política y económicamente la idea de su creación fue y es impecable y, durante algún tiempo, cuando se formó la UNASUR, soné con el armado de un reasegurador sudamericano liderado por el IRB. Pero los nacionalismos de hoy no tienen los valores y fundamentos políticos de los de ayer, han sido cooptados por el pensamiento liberal y se han entregado a "la política es el arte de lo posible".
Por estos y otros hechos que no dan para comentar en este resumen el INdeR no existe más.
Alguna vez se darán cuenta que además de la soja, el trigo y la carne, el reaseguro nacional puede aportar divisas a la riqueza nacional, ahorrando importantes sumas que necesitamos y que desde 1992 se dilapidan.
No obstante, porque creo en la justicia y en los idealistas, digo Chau INdeR y no Adiós. Aún sigo esperanzado. Sí, quizá sea una utopía pero… “sin utopía la vida solo sería un ensayo para la muerte…” (J.M.Serrat)
Jorge Rapan 27-02-2019
Escribí este artículo para que los jóvenes que trabajan en seguros conozcan, desde otro perfil, una parte de la historia aseguradora argentina. No todo en nuestro trabajo son webs, apps, ws, etc. y porque estoy convencido que el conocimiento libera.
(*) "En el transcurso de la actividad del INdeR, el sistema no siempre fue utilizado dentro de la finalidad perseguida con su creación. A través del tiempo se fue produciendo la proliferación de entidades aseguradoras parásitas, que en definitiva operaban como simples intermediarias mayoristas y han quedado integrando un mercado local sobredimensionado, de alrededor de 180 aseguradoras. El número de operadores es totalmente excedido, comparado no sólo con el volumen del seguro argentino, sino con el número de aseguradores existentes en cualquier otro país, incluso los que tienen una producción de primas mucho mayor".
(**) "…El INdeR había ya comenzado a arrojar pérdidas en sus balances y deficiencias en el cumplimiento de sus compromisos, como consecuencia del deterioro de la economía del país y el grave proceso inflacionario que se desarrollaba por entonces.
Sentencias judiciales adversas, con una actualización del valor monetario imposible de financiar y además el deterioro de los resultados de las operaciones activas procedentes del exterior, las políticas de subsidios indirectos a las aseguradoras
locales y otras múltiples situaciones adversas, fueron minando la solidez del sistema".
N.A.: Ambas citas pertenecen al artículo del Dr. Ariel Gualberto Rubén Fernandez Dirube, en la revista Mercadoasegurador.com.ar, titulado Breve Historia del Reaseguro en la Argentina
(http://mercadoasegurador.com.ar/backup/adetail.asp?id=3646)